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Dakar 2017 – Dicen de la vida

Dicen de la vida – Cuando descubres tu pasión, eso que mueve hasta la última de tus células, debes ir en busca de ella contra viento y marea, contra pesimistas e incrédulos y a viento favor de aquellos que te apoyan. La vida ha de ser disfrutada y debe estar llena de aquellas decisiones y deseos que quieres para ti.

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Una de mis pasiones es el Dakar… más que eso, el desafío que conlleva la experiencia de vivirlo. Aquel que te hace recorrer miles de kilómetros con tus compañeros de viaje por ciudades increíbles, por carreteras interminables, por parajes asombrosos o lugares inhóspitos perdidos en algún punto del gps sudamericano. Esa experiencia de conocer y compartir con muchas personas que quizás nunca habrían sido tus vecinos en una vida estable de ciudad; de soportar 46 o 50 grados de calor en el desierto a cubrirte de las tormentas, lluvias y bajas temperaturas en el transcurso de minutos.

Pero por, sobre todo, es el viajar por el mundo pasando incontables horas sumergido en la naturaleza sólo, pacientemente esperando que en el horizonte surja una pequeña estela de tierra, aquel primer lejano zumbido que pronto se convertirá en el rugir furioso de un corcel de hierro cargando a su caballero y sorteando las dificultades que le impone la naturaleza. Tras él toda una horda de gladiadores sobre sus diferentes máquinas desafiando al destino.

Esto, esto es lo que me mueve.


Lunes, 06:00 hrs. – Nos embarcábamos en una nueva aventura “dakariana” junto a Felipe “Pipo” Cornejo y Seba Farías. Nuestra ruta comenzaba temprano por la mañana, el cruce Los Libertadores nos esperaba y tras él, un largo enlace hasta la ciudad de Chilecito. Preparados para todo comenzamos a subir la cordillera hacia aquella línea que separa virtualmente a dos naciones hermanas.

Para nuestra sorpresa, la temperatura ambiental comenzaba a bajar drásticamente y el viento aumentaba su intensidad. Algunas esquirlas de nieve flotaban en el aire apenas cruzamos el túnel del Cristo Redentor, lo que sería un leve indicio de lo que nos esperaría a lo largo del día.

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aduana

Luego de dejar atrás la aduana sin inconvenientes, Uspallata, Mendoza, San Juan y Nonogasta se convertirían en nuestros wp’s rumbo a la meta del día. Como siempre, la majestuosidad del paisaje reinante entre el cruce y Mendoza nos deleitaría con sus increíbles formaciones montañosas y la natural variedad de colores de sus minerales.

Algo que no podríamos haber disfrutado sin nuestros auspiciadores: Ixs, Comercializadora L-Samax, Trotamundo.cl, Fibra Alum Rally y Motor Andes.

A la salida de Mendoza por el norte, se encuentra un servicentro en el cual siempre nos detenemos a comer. Un pan de miga con queso y jamón crudo, agua con algún sabor cítrico – un clásico transandino – y un siempre delicioso helado de mora. A esta altura el calor comenzaba a arreciar fuertemente y el aire parecía tener calefacción propia.

Antes de partir se nos acercaron 2 franceses, Ocean y David, quienes estaban recorriendo Argentina en busca de aprender sobre la agricultura orgánica y que nos pidieron ir a San Juan junto a nosotros. Luego de algunas horas de viaje los dejábamos en su destino, para luego continuar nuestro camino rumbo a la ruta 40. – Aquí comienza lo entretenido.

franceses

Antes de partir se nos acercaron 2 franceses, Ocean y David, quienes estaban recorriendo Argentina en busca de aprender sobre la agricultura orgánica y que nos pidieron ir a San Juan junto a nosotros. Luego de algunas horas de viaje los dejábamos en su destino, para luego continuar nuestro camino rumbo a la ruta 40. – Aquí comienza lo entretenido.

Ese aire caliente que nos había acompañado todo el día sería el causante de sendas tormentas eléctricas que nos seguirían paralelamente a lo largo de la siempre eterna “recta – vado – recta – vado – recta – vado” de la 40.

Tan impresionantes eran en tamaño e intensidad, que nos mantuvieron hipnotizados durante horas y en más de alguna ocasión tuvimos que detenernos para simplemente observarlas.

La llegada del cruce montañoso “Cuesta de Miranda” advertía el fin de nuestra odisea por rectas y resbalines, haciéndonos bajar la marcha y pasarlo enganchados en segunda y tercera – luego de 18 horas continuas, había que cuidar la camioneta.

Chilecito nos recibía a las 1 am, con un exquisito sándwich de jamón, huevo, queso y tomate, para luego armar campamento en un camping en el sector de La Florentina.

Día uno ready!

© Nico Altamirano.

tormenta eléctrica